Has comprado un coche. No te has regalado el placer de conducirlo y tenerlo. Te has regalado un gran infierno florido, que no lo ensucien, temer que lo roben. Estas atado junto a él, como un reloj. Ahora tienes que vigilar que no se ensucie, lo tienes que comparar con otros coche; Inferiores o más supremos y te concedes la conducta obsesiva de levantarte cada mañana del lecho, apartar la cortina y mirar tu coche; si está o no. También ter duermes con el remordimiento de que a la mañana siguiente te levantes y brille la ausencia de este. |
jueves, 9 de octubre de 2008
Microcuento: -El coche.
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